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VESTIGIOS CELESTIALES

Cuando las primeras naves Arca llegaron a Centauri, descubrieron un lienzo en blanco: cientos de sistemas estelares aglutinados que albergaban miles de mundos Edén vacíos pero habitables. A lo largo de los 20 000 años siguientes, los primeros colonos se extendieron por todo el Cúmulo. Se alzaron y cayeron imperios, la tecnología avanzó, los colonos humanos evolucionaron y cambiaron hasta convertirse en lo que ahora llamamos Celestials: seres tan alejados de sus orígenes terrestres que resulta difícil recordar que en otro tiempo éramos todos iguales.

Todavía hay naves Arca que llegan al Cúmulo; naves lanzadas desde la Tierra hace mucho tiempo que se perdieron en el vasto océano del espacio. De algún modo, sobrevivimos y llegamos hasta aquí, igual que nuestros predecesores hace milenios. Pero el lienzo en blanco ya no existe. Los Dominios Celestials controlan enormes franjas de Centauri... y nos desprecian. Nos tienen por seres primitivos e inferiores. Se burlan de nosotros por lo que no entendemos. Pero en su arrogancia, se niegan a reconocer que ellos también son ignorantes.

Los Dominios Celestiales más importantes de esta era, como lo es la Corona, no son ni la sombra de los extensos imperios que hubo antes. Centauri es el cementerio de incontables civilizaciones cuyos secretos y logros han quedado enterrados y olvidados. Pero las gloriosas creaciones de estos antiguos siguen por ahí, esperando a ser descubiertas.

Este es el verdadero propósito de los Itinerantes, la única esperanza que tiene la humanidad de sobrevivir contra un enemigo muy superior. Debemos buscar las maravillas y los tesoros perdidos del pasado, esos Vestigios, y usarlos para equilibrar el tablero de juego. Si aunamos tecnología y armamento avanzados con el ingenio y los recursos de los humanos, tendremos una oportunidad de ganar. Le robaremos el fuego a los dioses y lo usaremos para ponernos a su altura.

Pero esas misiones están llenas de peligros y riesgos. Los Itinerantes que exploran las ruinas de civilizaciones pretéritas pueden encontrar tantas pesadillas como milagros. Cualquier resto lo suficientemente potente como para salvarnos también tiene el poder de aniquilarnos. Ese fue el destino de muchas civilizaciones de Celestials antiguas, como los Détenir que gobernaron nuestro mundo natal de Lidon en otro tiempo. Los Détenir se esfumaron, de repente y sin explicación. En sus ansias por avanzar cada vez más, ¿qué horrores desencadenaron sin querer sobre sí mismos?

Los Vestigios son un arma de doble filo... Una espada que se creó con una ciencia y tecnología diez mil años más avanzadas que las nuestras. Pero aunque no siempre entendamos cómo se fabricó un resto, a menudo logramos imaginar una manera de utilizarlo. Podemos adaptar, modificar y construir a partir de los Vestigios para hacer avanzar nuestra sociedad, llevarla por caminos nuevos e inesperados y desbloquear ramas de la investigación científica que no sabíamos ni que existían.

Por ejemplo, los temibles Titanes del Apocalipsis, unas enormes máquinas de guerra automatizadas que se utilizaban para arrasar planetas enteros durante las Guerras de Formación. Los Titanes entraron en hibernación hace quince mil años y desaparecieron bajo la superficie de los planetas que habían devastado. Desenterrar uno de estos gigantes dormidos en un mundo abandonado podría cambiar el curso de nuestro planeta. Los conocimientos que obtendríamos de estudiar su armamento y construcción podrían revolucionar tanto la guerra como la industria. Hallar la manera de despertar a un Titán dormido también podría darle a la humanidad un defensor que incluso los Celestials temerían..., suponiendo que no desatáramos a un monstruo que nos aniquilase a todos.

Ese es el abismo cuyo borde recorren los Itinerantes. A veces damos con algo que no entendemos, y las consecuencias de lo que descubrimos son trágicas y mortales. Muchos Itinerantes han dado la vida buscando Vestigios, y muchos más han perecido por atreverse a usar los que encontraron. Pero es un riesgo que vale la pena. Los Vestigios permiten a la humanidad avanzar con saltos en lugar de arrastrarse lentamente hacia adelante, siempre a la zaga de los Celestials.

Sin embargo, estos tesoros perdidos no son lo único que queda de las civilizaciones que existieron en otra era. En casi todos los mundos que exploran los Itinerantes, nos topamos con los Fantasmas: construcciones mecánicas que los Celestials crearon para hacer de sirvientes, trabajadores, guardianes y soldados. Los Celestials produjeron en cadena billones de estos constructos y a menudo los lanzaban en grandes cantidades contra mundos enemigos. Aunque no son seres sensibles (no tienen consciencia de sí mismos ni pensamiento complejo), los Fantasmas actúan con la precisión de un soldado inteligente. Se adaptan a las tácticas del enemigo, se organizan en unidades coordinadas y cumplen órdenes sencillas con una eficacia letal. Hechos con aleaciones resistentes a la corrosión y alimentados por fusión, pueden permanecer inactivos durante miles de años y despertar con solo algún error leve de software y mecánica. Los Celestials siguen usando a estos Fantasmas en todo el Cúmulo... Son el recuerdo de una época en la que se libraba una guerra a una escala que apenas podemos imaginar.

Con cada Éxodo, los Itinerantes damos un salto de fe, nos lanzamos a lo desconocido, desafiamos los peligros del pasado ancestral para intentar hacernos con el futuro de la humanidad. Si los usamos bien, los Vestigios pueden ser nuestra esperanza, nuestra salvación. Si los usamos a la ligera, podrían llevarnos a la extinción. Este es el peso con el que cargan los Itinerantes. Nuestras decisiones se ramifican a lo largo del tiempo y las generaciones. Nuestras acciones cambiarán irrevocablemente el curso de la humanidad.

¿Qué futuro vas a crear para nuestro mundo? ¿Por qué camino vas a llevar a la humanidad? ¿El de la salvación? ¿El de la extinción? Al final, esa es la única pregunta que importa.

Nuestro destino está en tus manos, Itinerante. Tú decides.

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