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El ascenso de Orion Aslan

9 de julio de 2024
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Archetype Entertainment

Mi primer Éxodo lo cambió todo. Ingenuo, inquieto e impaciente por dejar huella, engañé a la tripulación de la expedición con más fanfarronería que talento o habilidad para que me admitieran a bordo. Era joven e inconsciente. Creía que ser Itinerante era correr aventuras y ganar riquezas. Mientras la nave cruzaba la Puerta del Cielo, mi cabeza se llenaba de sueños infantiles de fortuna y gloria.

Lo que presencié en las frías profundidades del espacio fue a la vez increíble y desgarrador. Vi de primera mano lo que eran de verdad los Celestials. En qué se habían convertido. Su biología, su tecnología, su política... La comprensión y los conocimientos adquiridos a lo largo de sus 40 000 años de evolución los habían transformado en algo muy ajeno a sus orígenes humanos. Eran alienígenas por completo y parecían imbuidos de un poder ilimitado... y de un desprecio absoluto por la suerte de los patéticos humanos que acababan de llegar al Cúmulo. Explorar las ruinas de sus vetustos mundos, largo tiempo abandonados, me llenó de asombro y terror a partes iguales. Cuanto más veía, más entendía la gravedad del reto que teníamos ante nosotros.

Cuando volví a Lidon, era otra persona. Me di cuenta de que el verdadero objetivo de los Itinerantes no es el beneficio personal, sino la supervivencia. La de nuestro mundo y la de toda la humanidad. Bajo esta nueva perspectiva, mis misiones se volvieron más atrevidas, más astutas, más exitosas. Con cada Éxodo, me adentraba cada vez más con mi tripulación en las lindes inexploradas del espacio que controlaban los Celestials. Nos enfrentábamos a peligros insondables, y lo arriesgábamos todo para conseguir tecnología y recursos esenciales con los que avanzar en nuestros planes. Aprovechábamos los restos tecnológicos que los Celestials habían dejado atrás para reutilizarlos y transformarlos en algo que nos fuera útil para enfrentarnos a ellos. Nuestros éxitos animaron a las demás dinastías de Itinerantes de Lidon a unirse a la causa con una visión y un propósito comunes. Pero cada pequeña victoria que lográbamos, cada paso que dábamos en pos de asegurar el futuro de los nuestros provocaba aún más la ira de los Celestials.

Con el tiempo, la gente de Lidon empezó a aclamarme como a un héroe. Un líder. Un salvador. El paladín de nuestra lucha por la supervivencia. Me propuse elevar y hacer progresar mi mundo natal, cumplir la promesa de un refugio más poderoso y beneficioso para la humanidad. Poco a poco, mis esfuerzos incesantes fortalecieron nuestra posición ante los Celestials. Bajo mi liderazgo, las facciones enfrentadas se reconciliaron. Se reforzaron las infraestructuras defectuosas. La cantidad de Itinerantes se multiplicó, lo que nos permitió embarcarnos en expediciones aún más audaces.

Formé con meticulosidad una red de partidarios devotos que hicieran valer mi visión y mantuvieran el orden durante mis ausencias. Su influencia y lealtad fueron esenciales para la continuidad de mi trabajo y el crecimiento de mi dinastía. Vi a la sociedad transformarse bajo mi dirección, animada por la esperanza y el botín de mis hazañas interestelares. Estaba construyendo un futuro para nuestra civilización con probabilidades insalvables y todo en contra.

A lo largo de mis misiones Éxodo, envejecí muy poco. Viajar a una velocidad próxima a la de la luz tiene ventajas, pero también se paga un alto precio. Cada vez que regresaba, veía a mi hijo Gideon con más edad y más distanciado de mí. La cercanía que compartimos en el pasado se acabó diluyendo en la vasta extensión del tiempo y el espacio. No entiende que estos sacrificios los hago por él. Por su legado. Por Lidon. Por toda la humanidad.

Cada victoria, cada encuentro, cada misión es una muestra de la tenacidad de nuestra especie. Sin embargo, el yugo de los Celestials sigue cerniéndose sobre nosotros como una nube oscura y amenazante. Aquí somos meros primitivos; nos tienen a su merced. Su brutalidad no tiene límites. Ahora más que nunca, el futuro de la humanidad está por completo en mis manos. Acuden a mí para que los lleve a buen puerto, a la salvación. Es una carga y una promesa que, aquí y ahora, me comprometo a cumplir.

He descubierto poderes y tecnología que no puede blandir ningún humano, vestigios de civilizaciones perdidas de Celestials que estarán al servicio de nuestra salvación... si aprendemos a utilizarlas. Y pienso averiguar cómo. Volveremos su propia tecnología contra ellos... de alguna manera. Mi legado y el futuro de la humanidad dependen de ello. Forjaré un camino para mi especie, cueste lo que cueste. Pero, ¿adónde nos llevará ese camino?

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