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EL MOTOR ARQUÍMEDES

El largo y arduo viaje de la humanidad al Cúmulo de Centauri empezó hace 40 000 años. Huyendo de una Tierra moribunda, partieron en busca de planetas habitables y de un nuevo comienzo.

Al llegar a Centauri, descubrieron decenas de sistemas estelares repletos de «Mundos Edén», rebosantes de vida. Estos planetas se convirtieron en el corazón de la civilización interestelar, en los cimientos sobre los cuales acabaría evolucionando todo el Cúmulo. Cuando los primeros asentamientos humanos se establecieron, se enfrentaron a incontables retos en este nuevo universo. Poco a poco, se fueron transformando a lo largo de miles de años y dejaron de ser lo que una vez conocimos como «humanidad» para convertirse en los primeros Dominios Celestials: seres alienígenas muy poderosos con unas capacidades y una inteligencia que no alcanzamos a comprender.

A medida que los Dominios de la primera oleada seguían expandiéndose y las naves Arca seguían llegando, la competencia por hacerse con los Mundos Edén se recrudeció. Las guerras que siguieron fueron catastróficas. Se libraron con armas tan poderosas que a veces devastaron los mismos planetas que pretendían ocupar. Muchos mundos fueron reducidos a cenizas en esta carrera por la hegemonía hasta que por fin llevaron al Cúmulo al borde de la aniquilación.

Pasadas las terribles Guerras de Formación, durante lo que se bautizó como la Era de los Vestigios, surgió una maravilla tecnológica: el motor Arquímedes. Este increíble invento redefinió la mismísima arquitectura de la galaxia al permitir que se movieran planetas enteros dentro de un sistema estelar, resituándolos en zonas habitables llamadas «Ricitos de Oro». El motor estabilizó órbitas, controló atmósferas y terraformó mundos estériles para crear nuevos Mundos Edén. El motor Arquímedes desencadenó una explosión demográfica por todo el Cúmulo. Donde antes había decenas de mundos habitables, ahora había miles. Los Dominios Celestials expandieron sus imperios, creando redes gigantescas de mundos colonia. Las oleadas posteriores de naves Arca humanas, las que llegaron después de las guerras, encontraron Mundos Edén intactos esperándolas. Para aclimatarse a esta región del espacio, próspera pero volátil, tuvieron que adaptarse y evolucionar como sus superiores Celestials... o enfrentarse a la extinción.

Pero el milagro del motor Arquímedes también tenía sus defectos. Nada es eterno en la vida, y cuando una de estas máquinas ancestrales empieza a fallar, normalmente pasados miles de años, las consecuencias son catastróficas. Un mundo que se sostiene gracias a un motor que falla puede convertirse en un infierno inhabitable en una sola generación. Pueden desaparecer civilizaciones enteras, sus ciudades, pueblos y millones de vidas, casi de la noche a la mañana. A causa de la increíble complejidad de su diseño, reparar un motor Arquímedes averiado es casi imposible. La civilización Celestial que los creó se extinguió hace diez mil años y con ella murió la mayor parte de sus conocimientos. Ahora, cuando un mundo empieza a morir, sus habitantes solo tienen una opción: esforzarse por sobrevivir mientras las condiciones empeoran para terminar por abandonar su hogar y convertirse en refugiados en una galaxia fría e implacable.

Esta extraordinaria reliquia que mueve planetas sigue alimentando varios cuerpos celestes en sus órbitas actuales, incluido nuestro mundo natal, Lidon, una luna resituada con toda precisión muy cerca del gigante gaseoso Galarus, en el sistema Malakbel. Sin embargo, está ocurriendo lo impensable. Un virus tecnológico conocido como «el Deterioro» está degradando lentamente toda nuestra tecnología avanzada, incluidas las máquinas cruciales de las que dependemos para sobrevivir. Incluso los motores planetarios, que una vez fueron nuestro sustento, están empezando a fallar y amenazan el futuro de todo lo que hemos construido y de todos nuestros seres queridos. Al ver el desastre inminente, algunos Itinerantes legendarios, como Orion Aslan, se embarcaron en misiones Éxodo para salvar Lidon. La solución, aunque evidente, parecía imposible: reparar los motores.

Ahora, como Jun Aslan y descendiente de Orion, representas la culminación de una iniciativa dinástica que se planeó hace décadas para salvar nuestro mundo. Eres la última esperanza de Lidon, una única chispa de luz en la oscuridad de un planeta moribundo. Pero el viaje que te espera está lleno de peligros. Enemigos de todos los bandos, movidos por sus propios deseos y temores, están decididos a frustrar tu misión de salvar a la humanidad.

Itinerante, el destino de Lidon depende de ti. ¿Lograrás superar los retos que te esperan, desentrañar los secretos del motor Arquímedes y salvar nuestro hogar? ¿O está condenado nuestro planeta a repetir los trágicos errores de la Tierra y a convertirse en una víctima más de la larga y terrible historia del Cúmulo de Centauri? Con el poder de dar forma a los mundos en tus manos, ¿qué camino tomarás?

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